sábado, 28 de marzo de 2009

COLECTIVO ALTAVOZ - PERU

Queridos Compañeros y compañeras de Chile que conmemoran el Día del Joven Combatiente

Como suele ocurrir en Nuestra América con las semillas, la poesía y los ejemplos, los nombres de Pablo, Eduardo y Rafael Vergara Toledo han venido creciendo con los años y han llegado hasta nosotros por desiertos, montañas, selvas y calles.
Hemos escuchado de su dolor enamorado a un futuro sin miserias para los niños, de su heroica honda de David contra el Goliat más oscuro que manchó el suelo chileno. De su manera sencilla de hacer lo que pensaban.
Sabemos que Eduardo y Rafael habitan en los árboles como nuevos apus para abrazar con su sombra refrescante las fatigas de su pueblo.
Conocemos la ética mística de Pablo, jamás rebajada al nivel del odio ciego de sus enemigos, que brilla y milita consecuentemente también aquí, ayudándonos a vencer la tentación de extraviar el buen camino, la buena idea y la moral superior.
Hoy, justamente cuando en Chile y Perú la noche contra la que lucharon es más oscura, la noche de la división de nuestros pueblos, la noche de la injusticia social y la indignidad, su presencia viva, su mensaje de fe, es más ancho, y más compañero todavía.
En esta conmemoración del día en que empezaron a vencer la muerte, en que mataron el olvido, en que nacieron para ser hijos de toda la Patria Grande y refrescarnos también con su sombra, les damos las gracias por Pablo, Eduardo y Rafael.
Por el ejemplo, la poesía y la semilla.
Reciban desde el Perú en lucha por el pan y la belleza, la libertad y el amor, las gracias por esos hijos de todo un pueblo, de cuya siembra dolorosa pero imprescindible, está hecha la cosecha de liberación.
Muchos hermanos Vergara Toledo, sonrientes, multiplicados, vencedores, nos acompañan y sostienen para seguir.
Y seguimos.

Lima, Perú, 29 de marzo de dos mil siempre
ALTAVOZ

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